Esta enfermedad es un tipo de demencia que va produciéndose lentamente y consume todas las capacidades intelectuales y habilidades de la persona. Es la enfermedad más común en personas a partir de 60 años y se calcula que más de 1,2 millones de personas la padecen en nuestro país.
¿Cómo se descubre?
Esta demencia fue descubierta por el neurólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheimer en el año 1901, en la Institución de Enfermos Mentales y Epilépticos de Frankfurt. Aquí, ingresó una mujer de 51 años con ciertos síntomas extraños: confusión y agitación, desorientación, fallos de memoria…etc, falleciendo 5 años después.
El doctor Alzheimer solicitó examinar su cerebro descubriendo que una parte se había reducido y que un tercio de las neuronas habían sido destruidas por una especie de costras, ahora conocidas como placas seniles y ovillos neurofibriliares.
Actualmente se sigue investigando la enfermedad ya que no se conoce cura para ella.
¿Cuáles son los síntomas claros del Alzheimer?
Una de las señales evidentes para detectar el alzhéimer son los problemas de memoria.
En una primera fase, aproximadamente con duración de unos 3 años, la persona empieza a tener lapsus de memoria a corto y a largo, como por ejemplo de hechos que hayan pasado hace 30 minutos u olvidar fechas importantes como cumpleaños de un familiar. En esta fase al considerarse síntomas leves, se confunde con el deterioro de la edad.
Ya en una fase más avanzada, la memoria comienza a dañarse cada vez más y empiezan el deterioro en las actividades cotidianas, como vestirse o asearse ya que al haber alteraciones en sus funciones cerebrales se produce el descontrol sobre los músculos. También se inician los problemas en el habla, les cuesta expresarse o incluso entender a los demás.
En una última fase, la persona ya no reconoce a los familiares, se pueden producir crisis epilépticas y la rigidez en su cuerpo es extrema. Se necesita una dependencia total.
¿Cuáles son sus cuidados?
A día de hoy, no existe clave para la cura de la enfermedad, pero si existen tratamientos y prácticas que mejoran y controlan su calidad de vida o al menos por un tiempo determinado:
- Realizar actividades que implique movimiento físico, mantener su cuerpo activo ayuda a sus capacidades físicas
- Establecer una rutina diaria ayuda a que la persona esté más alerta y descansada
- Reduce las distracciones en las comidas o tareas donde se requiere concentración del enfermo.
- Fomentar la independencia, intentar que la persona realice todas las actividades posibles sin ayuda de otra persona.
- Crear un entorno seguro, evitar en todo lo posible objetos que son de los más cotidianos como una alfombra o un cable más visible de lo normal que pueda provocar alguna que otra caída.