Siempre hemos oído que las segundas oportunidades nunca salen bien, y en este caso no iba a
ser distinto. El primer encuentro con la familia o paciente determinará tu trayectoria en toda la
relación laboral. Por esto debemos enfocarnos y centralizarnos en la siguiente cuestión,
¿cómo damos un tono positivo desde el principio?, o lo que es lo mismo, ¿cómo causamos una primera impresión buena?

La respuesta a esto ronda factores como la importancia de una cálida sonrisa, la puntualidad y
el oído atento. Si demostramos desde un primer momento nuestra profesionalidad y empeño
en la valoración y preocupación por el bienestar del ser querido ahorraremos a la familia
preocupaciones relacionadas con experiencias pasadas o simplemente por miedo a lo
desconocido.

La confianza es la base de toda relación, es por eso que ganársela desde un primer instante
cobra vital importancia en nuestro recorrido laboral donde la concedemos como una necesidad.
Nosotros, los cuidadores, somos una especie de puente entre las familias y los pacientes, por lo
que tenemos que hacer de ese puente el más cómodo y firme posible, mostrar nuestro lado más
humano con la familia, que nos perciban como un miembro más dentro del hogar.

Muchas han sido las encuestas lanzadas en las que se cuestionaba la importancia de la imagen
personal de los profesionales de la salud. Todas han llegado a la misma conclusión,

SOMOS UNA MARCA, Y POR TANTO, DEBEMOS CUIDARLA.

Cuando nos topamos por primera vez con una persona almacenamos en nuestro subconsciente
una serie de aspectos superficiales relacionados con su forma de vestir, gestos, expresiones o
incluso el tono de voz. En función de esas características colocamos a la persona en una
categoría u otra, todo esto sin medir o conocer su grado de profesionalidad, en definitiva, “nos
hacemos una idea sobre esa persona”. En nuestro ámbito ocurre lo mismo, por ello te lanzamos
una pregunta

¿QUÉ IMPRESIÓN CREES QUE CAUSARÁS A LOS FAMILIARES Y PACIENTES?

Dejarme recalcar que la apariencia no lo es todo, no podemos alcanzar cierto grado de confianza
con el paciente si no somos capaces de demostrar nuestra profesionalidad y habilidades de
comunicación basadas en la cercanía o escucha activa. Aspectos como la comunicación es
fundamental en nuestra labor como cuidadores/as, pero no podemos olvidarnos que nuestro
cuerpo está mandando continuamente señales no verbales a nuestro receptor al cual tenemos
que generarle la confianza necesaria para que deje a un ser querido en nuestras manos.